¿Cree realmente la izquierda progresista en el cambio climático?

En el lobby del Congress House, hogar del Congreso de Sindicatos de Inglaterra, había una bandera de la Campaña de Solidaridad con Cuba con las camisetas del Che Guevara para vender. Un par de Miembros Laboristas del Parlamento, bebían té en vaso de plástico, estaban hablando en voz alta de los grandes pasos que está tomando el presidente Hugo Chávez en Venezuela sobre justicia social. ¿Dónde estaba? En la reunión anual de activistas, investigadores, políticos y pensadores de la izquierda progresista sobre Latinoamérica del 2007 en Londres.

La primera cosa extraordinario que noté en la conferencia, mantenida en Diciembre, fue el número de personas. Cientos y cientos habían venido para escuchar discursos y tomar parte en los talleres con expertos regionales y visitar a líderes comunales y políticos de Latinoamérica. No había vista una aparición tan grande en un evento sobre Latinoamérica en Inglaterra desde mediados de la década de 1990, cuando las políticas económicas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional estaban provocando la devastación y los procesos de paz estaban siendo negociados para terminar con las guerras civiles en Centroamérica.

La segunda cosa extraordinaria de la que me di cuenta fue esta: NADIE MENCIONÓ EL CAMBIO CLIMÁTICO. Revisando la lista de talleres, había sesiones sobre programas anti-pobreza en Venezuela, reforma agraria en Bolivia, violencia contra sindicalistas en Guatemala y el legado del Che y de la revolución Cubana. Pero había un silencio atronador sobre el cambio climático.

Claramente los organizadores no creyeron que el cambio climático mereciera una atención especial, a pesar de la montaña de evidencias de que está teniendo grandes efectos en la región, y amenaza con revertir las ganancias en desarrollo humano de las últimas tres décadas. Muchos de estos efectos y amenazas se han documentado recientemente en el Informe sobre Desarrollo Humano en el Programa de Desarrollo de las naciones Unidas de 2007/08. (2)

Con respecto a la escasez de agua, el informe apunta que el “acelerado derretimiento de los glaciares tropicales amenazará el suministro de agua para poblaciones urbanas, agricultura y producción hidroeléctrica, especialmente en la región de los Andes. Perú, Bolivia, dos de los países más pobres de la región, enfrentan la perspectiva de un descenso dramático en la disponibilidad de agua, especialmente en la estación seca. El cambio climático también es probable que tenga grandes efectos sobre la seguridad alimentaria en toda Latinoamérica. El informe establece que.”En Latinoamérica, la agricultura de pequeños propietarios es particularmente vulnerable, en parte por el acceso limitado a la irrigación y en parte porque el maíz, la base alimenticia en gran parte de la región, es altamente sensible al clima.” Los últimos modelos predicen que las perdidas de los pequeños propietarios de las cosechas de maíz promedian un 10% en toda la región, subiendo a un 25% en Brasil.

El momento más descorazonador para me fue cuando viendo un documental sobre Hugo Chávez realizado por la hija del Che Guevara, Aledia. Chávez mostraba orgulloso como él había usado las reservas de petróleo para financiar la lucha contra la pobreza en Venezuela. Y después apuntó que el futuro era brillante, ya que la compañía estatal de petróleo tenía el potencial de incrementar la producción de petróleo a través de su acceso al cinturón petrolero del Orinoco, que se estima que es una de las reservas más grandes de petróleo del mundo.

Me preocupa profundamente la desigualdad en el reparto de la riqueza en Latinoamérica y comprendo el argumento de que si los países ricos del norte han tenido el privilegio del desarrollo basado en los combustibles fósiles, entonces porque a los países en desarrollo debería negárseles el mismo privilegio. Pero, ¿no deberíamos al menos estar debatiendo en los impactos del cambio climático y las alternativas a una economía basada en los combustibles fósiles y el desarrollo social en una conferencia con el objetivo profesado de ayudar en la lucha por la justicia social? No puedo más que concluir que la izquierda progresista no cree aún realmente en el cambio climático.

¿Qué explica la ausencia del cambio climático en la agenda?

Un factor concierne a la esperanza. Por primera vez en años hay una sensación de esperanza sobre Latinoamérica entre la izquierda progresista. El neoliberalismo está en retirada y gobiernos alineados a la izquierda, están siendo elegidos por toda la región. Chávez está desafiando a los EEUU y a las multinacionales y está teniendo su impacto en la reducción de la pobreza. Bolivia tiene su primer presidente indígena. Pero nada de esto, creo, es una excusa para ignorar el cambio climático.

Un segundo factor es que muchos activistas continúan manteniendo separados los asuntos de desarrollo de lo que ellos piensan como asuntos “medioambientales”. Si estas interesado en combatir la pobreza en las favelas de Río, es bastante normal incluso no considerar el cambio climático como un asunto relacionado. Pienso que hay una necesidad real de que las agencias de desarrollo y activistas por un lado, y organizaciones y defensores del medio ambiente por otro, fusionen su pensamiento para crear un nuevo Humanismo Ecológico, para que el cambio climático y la justicia social sean considerados asuntos interdependientes.

Una tercera, posiblemente un factor más profundo es la negación psicológica. Como individuos, tenemos una capacidad extraordinario de cerrar nuestras mentes a las realidades de asuntos que pensamos son atemorizantes o inabordables. El cambio climático es uno de ellos. Las buenas noticias son que la población de los países ricos está comenzando a superar su negación y aceptar que el cambio climático no está sólo ocurriendo, sino que cambiará nuestras propias vidas y que tienen que adaptarse y enfrentarlo. Las malas noticias es que la mayoría de ellos permanecen en la negación cuando llegas a los países más pobres del mundo. Como apunta un reciente informe de Oxfam, el mundo rico está dolorosamente quedándose atrás en su respuesta a la necesidad para los países en desarrollo de adaptarse a los impactos del cambio climático. (3)

Ha llegado el momento para nosotros de tomar nuestra lucha contra la negación un paso mas allá, y reconocer que el cambio climática es una realidad no sólo nuestra, sino para la población más pobre del mundo en Latinoamérica, el África subsahariana y otros países en desarrollo.